campaña de desprestigio y arteros ataques contra las Fuerzas Armadas, Policía Nacional del Perú
y estamentos conformantes del Sistema de Inteligencia Nacional, en la cual se nos acusa de
violaciones de los derechos humanos, desconociendo maliciosamente la política respetuosa sobre
el particular que hemos seguido con convicción y fidelidad.
Todos los hombres de uniforme y civiles que de una u otra manera estuvimos vinculados a la
lucha contrasubversiva, nos debemos sentir orgullosos por nuestra labor en una guerra interna
cruel y sangrienta que costó decenas de miles de muertos y decenas de miles de millones de soles
en pérdidas materiales. Y se logró el éxito gracias a una eficiente estrategia de pacificación
eminentemente peruana diseñada por el señor Presidente de la República, ingeniero Alberto
Fujimori Fujimori; estrategia, que ha demostrado fehacientemente su eficiencia para derrotar al
terrorismo (3) en una lucha violenta e irregular, pero respetando plenamente los derechos
humanos y con el menor costo social, con la decidida, valiente y sacrificada participación de
nuestras instituciones; participación que tuvo su corolario glorioso en el rescate de los rehenes de
la residencia del Embajador del Japón en el Perú.
Ahí veo un general que está dormido.
Pero los enemigos de las fuerzas del orden y los opositores al gobierno no pueden aceptar ni
reconocer este éxito de transcendencia mundial. Olvidan a todos aquellos mártires uniformados y
miembros de la comunidad de Inteligencia que dieron sus vidas para derrotar al terrorismo, y
para tal efecto no dudan de calumniar, difamar, engañar, tergiversar e incriminar gratuitamente a
nuestras instituciones, acusándolas de supuestas violaciones de derechos humanos, pretendiendo
de esta manera dañar nuestra tradición y reconocido prestigio.
Al respecto, cabe anotar que están vigentes las leyes Núms. 26479 y 26492, que conceden la
amnistía general a todo el personal militar, policial o civil que se encontrara inmerso en
problemas judiciales por acciones relacionadas con hechos propios de la lucha antisubversiva.
Esta amnistía comprende el periodo desde mayo de 1980 hasta el 14 de junio de 1995, sin
importar que el personal militar, policial o civil involucrado se encuentre o no denunciado,
investigado, sujeto a proceso penal o condenado, quedando todos los casos judiciales en trámite
o en ejecución archivados definitivamente. Sin embargo, hay quienes pretenden plantear
denuncias y acusaciones contra miembros de nuestras instituciones bajo el falaz pretexto de
supuestas violaciones de los derechos humanos, llegándose al extremo de pretender conformar
las autodenominadas comisiones de la verdad, cuyo único propósito es no sólo desprestigiar, sino
desestabilizar, romper la unidad y ejercer represalias contra el personal que participó en la lucha
contra la subversión.
El pretender revivir situaciones fenecidas por mandato legal que tienen amparo constitucional,
representa una actitud injusta y antipatriótica, motivada por la venganza y otros intereses
protervos, que deben merecer el rechazo enérgico de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional del
Perú y estamentos conformantes del Sistema de Inteligencia Nacional, por lo que nuestras
instituciones deben asumir plenamente en el presente acto, el compromiso moral de defender,
respaldar y solidarizarse con cualquiera de sus integrantes, sea cual fuese su situación militar,
policial o funcional.
—Fin del vídeo N.° 1368.
—Fecha de transcripción: jueves 5 de abril de 2001.
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